sábado, 2 de agosto de 2014

Las cosas grandes no se pueden forzar, simplemente hay que dejarlas llegar.

-Imaginemos por un momento que ni tú eres tú ni yo soy yo.  Imaginemos que la realidad ha sido alterada por, yo qué sé, un choque de universos paralelos, una catástrofe natural, alienígenas… échale imaginación joder.-

La persona que estaba en frente respiró y me miró profundamente, ya acostumbrado y resignado a preguntas sin sentido.

-¿Y bien? ¿Qué pasaría si los marcianos cambiaran el mundo y no fuéramos nosotros?- Preguntó intentando asomarse un poquito al mundo de locura en el que me había instalado hace años.- Esto no será una forma extraña y extravagante forma  de cortar conmigo, ¿no?

-Eres idiota,  ¿lo sabías?-. Pregunté después de reírme un rato de su pregunta- Para nada, pero tan solo piénsalo.

-Vamos, no me digas que me has traído a este descampado, en medio de ninguna parte para que me coma la cabeza.  ¿Qué…?-

-Es imposible saber cómo sería el mundo. – Le interrumpí- Pero si sé quién y cómo me gustaría ser. –
Continúe diciendo mientras apagaba el cigarro ya consumido por completo que sujetaba entre los dedos – 
Me gustaría vivir donde nunca hiciera frío, donde las calles fueran tan estrechas, viejas y serpenteantes que solo los que hayan nacido allí sepan cómo moverse, a dónde ir. Me gustaría ser conocida por mi trabajo, conservar mis ideales e ideas. Y por último me gustaría ser unos cinco centímetros más alta, no pido mucho.

El discurso terminó entre carcajadas cómplices por un chiste que solo entendíamos nosotros.


-Pero, sobre todas las cosas me gustaría que estuvieses a mi lado, como ahora. Sin nada más en el mundo que el porro que te estás fumando, mi viejo BMW, tú, yo y las estrellas de fondo.- Sus brazos rodearon mi cuerpo y yo enterré mi cara en su pecho, intentando olvidar aunque solo fuera por un momento el desastre en que se había convertido mi vida

jueves, 20 de junio de 2013

Y un boli bic más tarde

Una página en blanco sobre la mesa se burlaba de él. 
Apenas podía mantener los ojos abiertos después de haber pasado las últimas tres horas sentado en la misma silla, frente a la misma mesa con el mismo papel en blanco.
"Vamos" Se decía mirando el bolígrafo "BIC" de tinta azul que sujetaba, o más bien estrangulaba, entre sus dedos. 
Llevaba tres horas en el mismo sitio, y ayer habían sido otras cinco, apenas podía contar ya la de horas que habría pasado en ese mismo sitio a lo largo del último mes.
Nada acudía a su cabeza, ninguna historia interesante, ningún personaje digno de ser llamado principal. Nada.
Lo único en lo que podía pensar era en como ese folio de tamaño A4 descansaba sobre la mesa, burlándose de él, riéndose de su falta de capacidad creativa, mofándose de su existencia y su nula capacidad creativa.
Un boli, un folio, un casi cuarentón con una barba demasiado larga como para ser de dos días y escasa para ser considerada "guay" y una taza de café que era rellenada cada dos minutos...Parecía un buen inicio para una historia deprimente.
Lo mejor sería empezar a escribirla 

miércoles, 19 de junio de 2013

Nada

"Nada"
Nada es lo que pasa por mi cabeza mientras el respiro el humo de tabaco que cubre la estancia y el frío y áspero licor recorre mi garganta, nada es lo que pasa continuamente en mi vida, nada es lo que me hace continuar...Ni siquiera sabia por qué continuaba.
El cigarrillo se marchitaba entre sus dedos y el licor ya no sabía a nada. Una suave brisa entraba por la ventana pero apenas la percibía, hacía años que no sentía nada.
"Nada..."
Mañana se levantaría cerca de las tres de la tarde y desayunaría un taza de café solo, sin leche ni azúcar; tan solo acompañado con una trago de tequila. Más tarde se vestiría con lo primero que pillara tanto le daba si era una suave blusa de Versace o un top de cuero con un chaleco en el que estaba bordado el logo de algún grupo rock, y arrancaría un par de rosas. Un par de rosas delicadas, suaves, puras...y entonces te iría a buscar como cada día desde hace unos años, desde un 10 de diciembre del 2010.

Todavía recordaba aquel día como si apenas hubieran pasado unas horas y no cinco años...

"-Rere, coge los billetes y el pasaporte antes de salir- Gritó James desde la cocina mientras cogía un par de bocadillos para el camino hasta el aeropuerto
-¡Que sí!- Grité mientras rodaba los ojos, no era tan estúpida como para olvidarme los jodidos billetes y el puto pasaporte, y menos cuando se trataba de viajar a Italia. 
La casa era un caos, había maletas por todas partes, bolsas y cajas inundaban la habitación y los pocos muebles que quedaban se escondían baso un plástico traslucido.Respiré hondo y acomodé un par de cajas antes de girarme y coger el bolso a toda prisa, ya salíamos con el tiempo justo y pensaba llegar antes de que las tiendas cerraran.
El viaje fue largo, teníamos que recorrer cinco horas de autopista antes de poder llegar al aeropuerto, cinco horas de las cuales tres me pasé durmiendo, el viaje en coche se acababa y la emoción me recorría por completo mientras cantaba "Sweet Home Alabama" con la música de fondo.
-Rere, vete sacando los billetes que llegamos justos para facturar- Dijo James después de darme un suave beso.
Mis manos se aventuraron en el bolso y no encontraron más que pañuelos, tabaco, dos revistas, varios mecheros sin gas, y una cartera y un móvil.
"Mierda. No joder"
Seguí buscando a tientas, habíamos salido de noche y aún no había amanecido por lo que me ayude del móvil para revisar hasta el más mínimo pliegue del bolso, pero no encontré nada. Lo vacíe, lo volví a llenar, y lo volví a vaciar hasta que una de las manos de James me sujetó evitando que siguiera buscando.
Sus ojos no eran acusatorios, ni su mirada dura pero la decepción surcaba su rostro
-¿No están?- Negué suavemente con la cabeza y por primera vez pude ver cómo James perdía los estribos dando un fuerte golpe al volante- ¡Joder Raquel, solo tenías que hacer una cosa! ¡Una mísera cosa ostia! ¿Tan difícil era?- James ya no miraba a la carretera, toda su atención estaba fija en mí, en cómo su pareja había conseguido que perdiera el empleo de sus sueños, en cómo le había jodido la vida..."

Y de un momento a otro ya no había nada. Cuando abrió los ojos aún no había ambulancias, pero sí mucha gente, y sangre. Jamás olvidaría la sangre al igual que no olvidaría aquel cuerpo sobre el arcén rodeado de cristales "¿Quién será y qué le habrá pensado?" pensó en ese momento es que su cerebro todavía no había digerido la realidad...

James (1985-2010
Ahí acabó todo, toda esperanza, toda razón, toda luz posible. Ahora los días se reducen a licor barato, tabaco rancio y una visita al cementerio cada día. Ahora su vida se resumía fácilmente.

"Nada..."


lunes, 17 de junio de 2013

Winter is coming



Parte 1


La nieve caía suavemente sobre el césped húmedo aún de la anterior nevada. Apenas había luz ya y la gente se refugiaba en sus casas con un único pensamiento en sus mentes.
"Se acerca el invierno"
Cada día que pasaba las nevadas se volvían más intensas, los animales buscaban refugio y recolectaban comida y las hogueras cada vez calentaban menos.
Se acerca el invierno, de eso no cabía duda. Pero también se acercaba algo más, recientemente habían llegado malas noticias del norte. El tiempo y las soluciones se acababan y allí estaba ella, encerrada en esas cuatro paredes sin poder luchar y pelear, como un pequeño tigre enjaulado "No, mejor un lobo"
Su hermano pequeño pasó corriendo a su lado, sin saber a donde ir. Solamente corría, como le hubiera gustado hacer a ella.
Correr, huir, pelear. Eran palabras mayores y deseos que no se podrían cumplir.
-Cariño- Susurró su padre y ella se apartó de la ventana donde estaba observando cómo la nieve cubría toda la ciudad. -Nos vamos-
Ella asintió suavemente, sus padres se iban al sur a comunicar las noticias que habían llegado los últimos días.
-Volveremos pronto- Ella asintió suavemente sabiendo que eso no sería así, que algo pasaría. En un impulso corrió hacía su padre y lo abrazó memorizando su olor, su abrazo, memorizándolo. "Solo por si acaso"
Finalmente sus padres se fueron y su hermana con ellos dejando un vacío demasiado intenso.
Solo serán unos días, tres semanas como mucho, se decía continuamente pero sabía que no sería así.
Los salvajes se movías, el muro caía, el mundo se desmoronaba y ella no podía luchar, no podía pelear, ni siquiera podía gritar.
Las damas no hacían eso, al menos por ahora.

knocking on heaven's door



parte 1


La ciudad parecía más viva que nunca esta noche.
Miles de personas salían disfrazadas de seres monstruosos buscando bares y discotecas en las que poder entrar.
Todos y cada uno de ellos querian presumir de llevar el disfraz más lujurioso o terrorifico de toda la fiesta, pero ignoraban que verdadesros monstruos los vigilaban y que ellos eran los más tentadores de todos.
-¡Gaelle! -Gritó Drake desde la distancia- ¿Puedes dejar ese jodido cuaderno un momento y venir a divertirte con nosotros?
-¿Divertirme? No es que me atraiga mucho la idea de seducir a adloescentes borrachos para luego llevarmelos a cualquier callejón. No, no es mi idea de pasar la noche.
-Vamos Gaelle.- Adrien se acercó a mí.- Deja por una noche tu novela y ven con nosotros, hace noches que no disfrutamos de tu presencia.- Observé los ojos verde esmeralda de Adrien deseando apartar la miraba pero sin conseguirlo.
Llevaba siglos viviendo con Adrien y todavia no conseguía avituarme a aquellos hermosos ojos verdes.
-De acuerdo- Susurré mientras cerraba el cuaderno y me al armario a buscar algo de ropa que pudiera pasar por un disfraz de Halloween.
-¿Cuánto vas a tardar? Preguntó, casi gritó, Drake.
Sonreí interiormente. Sí, los hechaba de menos. Desde que comenzé con mi nueva novela, otra de muchas que acabaría tirada por cualquier rincon de mi cuarto sin que nadie la halla leído, precticamente no les había visto salvo en las comidas, y estas a penas duraban diez minutos.
Hechaba de menos la tranquilidad y la hermosa sonrisa silenciosa de Adrien y la soltura y la encantadora idioted de Drake.
Simplemente los hechaba de menos.

Cuando terminé de vestirme y prepararme salí al salón de la casa estilo victoriano al sur de Londres en la que vivíamos.
Drake pasaba canales en la televisión sin pararse siquiera a mirarlos mientras que Adrien miraba por la ventana mientras disfrutaba de un buen trago de vino.
-Chicos.- Susurré, disfrutando con cada detalle de aquella imagen.
Ambos se girarón y me observarón, de arriba a abajo, sin perder detalle.


Gaelle continuaba en la puerta, esperando una reacción, algo. Pero me parecía imposible emitir alguna reacción ante tanta belleza.
Gaelle llevaba un vestido negro delictivamente corto que terminaba en finas puntas que acariciaban sus muslos, las botas altas de estilo militar le otorgaban rebeldia al disfraz, un suave guante de encaje adornaba su brazo derecho mientras que el izquierdo estaba desnudo, dejando ver el pequeño tatuaje en forma de murcielago del interior d ela muñeca, y para finalizar el disfraz, un gorrito de bruja.
Increiblemente hermosa.
Como siempre el primero en actuar ante tal belleza fue Adrien.
-Estas increible Gaelle.-
-Gracias.- Gaelle sonrió dandole al disfraz el último y gran detalle.- Bueno, - continuó- ¿nos vamos?

Putrefacción

A nadie le interesa una historia feliz, nadie quiere oír cómo una pareja vive feliz toda su vida; lo que quiere la gente es leer novelas, historias y noticias de gente que lo ha pasado y lo pasa mal para así alegrarse por tener una vida que, aún miserable, es mejor que la de otros.
El ser humano es despreciable y no es ningún secreto. Nos regodeamos en nuestra mierda, consumimos hasta llenar nuestro ego insaciable que siempre ansía más.
El dinero es el que mueve nuestras vidas ¿No me creéis? Demostramos amor, alegría o pésame hacía otras personas, cierto. Pero lo hacemos gracias al sagrado y venerado dinero. Si no me creen pensad en aquellas cosas rutinarias que podemos realizar gracias al dinero.
Perdón si pensáis que soy extremista pero lo único que se libra de vivir bajo el símbolo del dolar -llamenlo si prefieren euro, dinar o libra- son el sexo y el mero hecho de respirar. Y aún así para evitar el contagio de enfermedades tales como el VIH o embarazos indeseados debemos pagar una cantidad "alta".
Pero hay gente que lo pasa peor no cabe duda. Siempre y cuando nuestro Iphone tenga suficiente batería para seguir viendo porno nuestra vida estará completa.

lunes, 24 de octubre de 2011

fire

Parte 2

La secretaria me acompaño a la habitación que seria mía durante lo que restaba de curso, o hasta que algún accidente acabe con la vida de alguién.
La habitación era pequeña con dos camas en los laterales cubiertas con sabanas negras. La mitad de la habitación estaba cubierta de posters de los grupos más famosos de pop del momento y el edredón negro había sido sustituido por otro rosa de "Hello Kitty".
"Genial."
Dejé mi maleta encima de la parte vacia de la habitación y me giré para despedirme de mi padre, una vez más.
-Ainhoa, por favor... - Comenzó mi padre con el mismo discurso de siempre.
-Papá, lo sé... Nada de saltarse las clases, nada de chicos, nada de romper las reglas, nada de drogas, nada de chicos en la habitación, nada de accidentes ni problemas y sobre todo mantente alejada de los chicos.
-Y cuidate, ¿vale? - Susurró mientras me abrazaba- Espero no tener que verte en mucho tiempo ¿eh?- Siempre el mismo discuro, y siempre nos acababamos viendo al cabo de dos meses.
Mi padre se fue y me quedé sola en la habitación. Contemplé la habitación en silencio mientras pensaba en lo que me dijo la directora cuendo mandó salir a mi padre.
"-Mire señorita Hellington. Tenemos por norma confiar en los alumnos lo menos posible por razones evidentes. Sin embrago, siempre les damos una oportunidad al principio.
Podra quedarse con cualquier aparato electrónico que posea, al menos, hasta que haga o piense hacer algo indevido con ellos.
Y creame, sabremos cuando pase."
A continuación mandó entrar a mi padre y le eplicó que había cámaras ocultas en todos los rincones del internado exceptuando las habitaciónes y los baños aunque habíauna en la entrada para controlar quién entraba y cuánto tiempo estaba.
En definitiva, que era un lugar perfectamente normal y seguro pero yo seguía sin tragarmelo. Algo en su mirada me decía lo contrario.
No sabia cómo expresarlo, tan solo era una sensación. Y yo nunca me equivocaba en eso.

-¡Bu!- Me giré alarmada, había estado tan centrada en la charla de la directora que no me dí cuenta de que alguien había entrado en la habitación.
-¡Joder!
-¿Acabas de llegar? No te había visto antes, por cierto... aquí no se pueden decir palabrotas. ¿Cómo te llamas?
-Eh...- contesté aturdida- Me llamo Ainhoa Hellington, acabo de llegarde otro internado y van a tener jodido lo de las palabrotasd conmigo.- Una risa risueña llenó la habitación.
Aquella desconocida me abrazó como si fueramos íntimas amigas.
El abrazo duro mucho, demasiado. Se apartó en el momento justo en que pensé que tenía que alejarla de mí.
Por norma no solía aguantar el contacto físico. Hacía meses que no me había acercado lo sufciente a alguien como para llegar a tenerlo, y lo preferia así.
-Bueno, ¿cómo te llamas? - Pregunté incomod. Lo único que me apetecia era entrar en la ducha  y quitarme el olor de la desconocida de mi cuerpo.
-Annais Halfman, hija de Jennifer Anison Halfman y Stephen August Halfman, a su vez hijos de Na...
-Para, para, para.- Le corté- No hace falta que me digas todo tu árbol genealógico.
-¡Ah!, sí... perdón. La verdad es que estoy acostumbrada a decirlo. Mis padres me hicieron aprenderlo de memoria de pequeña y cuando conozco a alguién es lo primero que digo.- Annais me sonrió y recogió uno de los muchos libros de Matemáticasy Física  y se fue corriendo.
Me quedé atónita mientras observaba el lugar por dónde se había escapado Annais.
"Genial, tengo una compañera de habitación hiperactiva"
Suspiré y me dirigí hacía la maleta que había dejado encima de la cama. Saqué poco a poco la ropa y la metí en el armario que estaba en mi mitad de la habitación.
Ropa que formaba parte de otro momento de mi vida, momento que ya quedaba muy lejos de mi nueva vida. Respiré hondo mientras observaba la camiseta que me regaló  la que era, en su momento, mi mejor amiga.
Hacía meses que no sabía nada de ella. Desde el accidente su madre le había prohibido hablarme. Al principio me había dolido pero ahora solo sentía indiferencia.
La elección no era de su madre completamente, sino de ella y a mí me parecía bien.
Me tumbé en la cama y subí el volumen de los cascos hasta que me reventarón los tímpanos.

Otro comienzo... Mañana comenzaría las clases y tendría cientos de ojos mirándome, preguntándose qué había hecho para estar aquí.
Otro comienzo con final. Espero que dentro de poco. No quería encariñarme de alguien para después verla en mis sueños con la piel a tiras.
¿Quien sería esta vez? Mi compañera de cuarto, algún profesor o un tercio de los "estudiantes"?
Cerré los ojos y suspiré recordando cada una de las pesadillas que me invadían todas las noches.
"¿Por qué a mí?" Esa era la pregunta que me hacía en todo momento. "¿Por qué a mí y  no a otra persona?"