lunes, 24 de octubre de 2011

fire

Parte 2

La secretaria me acompaño a la habitación que seria mía durante lo que restaba de curso, o hasta que algún accidente acabe con la vida de alguién.
La habitación era pequeña con dos camas en los laterales cubiertas con sabanas negras. La mitad de la habitación estaba cubierta de posters de los grupos más famosos de pop del momento y el edredón negro había sido sustituido por otro rosa de "Hello Kitty".
"Genial."
Dejé mi maleta encima de la parte vacia de la habitación y me giré para despedirme de mi padre, una vez más.
-Ainhoa, por favor... - Comenzó mi padre con el mismo discurso de siempre.
-Papá, lo sé... Nada de saltarse las clases, nada de chicos, nada de romper las reglas, nada de drogas, nada de chicos en la habitación, nada de accidentes ni problemas y sobre todo mantente alejada de los chicos.
-Y cuidate, ¿vale? - Susurró mientras me abrazaba- Espero no tener que verte en mucho tiempo ¿eh?- Siempre el mismo discuro, y siempre nos acababamos viendo al cabo de dos meses.
Mi padre se fue y me quedé sola en la habitación. Contemplé la habitación en silencio mientras pensaba en lo que me dijo la directora cuendo mandó salir a mi padre.
"-Mire señorita Hellington. Tenemos por norma confiar en los alumnos lo menos posible por razones evidentes. Sin embrago, siempre les damos una oportunidad al principio.
Podra quedarse con cualquier aparato electrónico que posea, al menos, hasta que haga o piense hacer algo indevido con ellos.
Y creame, sabremos cuando pase."
A continuación mandó entrar a mi padre y le eplicó que había cámaras ocultas en todos los rincones del internado exceptuando las habitaciónes y los baños aunque habíauna en la entrada para controlar quién entraba y cuánto tiempo estaba.
En definitiva, que era un lugar perfectamente normal y seguro pero yo seguía sin tragarmelo. Algo en su mirada me decía lo contrario.
No sabia cómo expresarlo, tan solo era una sensación. Y yo nunca me equivocaba en eso.

-¡Bu!- Me giré alarmada, había estado tan centrada en la charla de la directora que no me dí cuenta de que alguien había entrado en la habitación.
-¡Joder!
-¿Acabas de llegar? No te había visto antes, por cierto... aquí no se pueden decir palabrotas. ¿Cómo te llamas?
-Eh...- contesté aturdida- Me llamo Ainhoa Hellington, acabo de llegarde otro internado y van a tener jodido lo de las palabrotasd conmigo.- Una risa risueña llenó la habitación.
Aquella desconocida me abrazó como si fueramos íntimas amigas.
El abrazo duro mucho, demasiado. Se apartó en el momento justo en que pensé que tenía que alejarla de mí.
Por norma no solía aguantar el contacto físico. Hacía meses que no me había acercado lo sufciente a alguien como para llegar a tenerlo, y lo preferia así.
-Bueno, ¿cómo te llamas? - Pregunté incomod. Lo único que me apetecia era entrar en la ducha  y quitarme el olor de la desconocida de mi cuerpo.
-Annais Halfman, hija de Jennifer Anison Halfman y Stephen August Halfman, a su vez hijos de Na...
-Para, para, para.- Le corté- No hace falta que me digas todo tu árbol genealógico.
-¡Ah!, sí... perdón. La verdad es que estoy acostumbrada a decirlo. Mis padres me hicieron aprenderlo de memoria de pequeña y cuando conozco a alguién es lo primero que digo.- Annais me sonrió y recogió uno de los muchos libros de Matemáticasy Física  y se fue corriendo.
Me quedé atónita mientras observaba el lugar por dónde se había escapado Annais.
"Genial, tengo una compañera de habitación hiperactiva"
Suspiré y me dirigí hacía la maleta que había dejado encima de la cama. Saqué poco a poco la ropa y la metí en el armario que estaba en mi mitad de la habitación.
Ropa que formaba parte de otro momento de mi vida, momento que ya quedaba muy lejos de mi nueva vida. Respiré hondo mientras observaba la camiseta que me regaló  la que era, en su momento, mi mejor amiga.
Hacía meses que no sabía nada de ella. Desde el accidente su madre le había prohibido hablarme. Al principio me había dolido pero ahora solo sentía indiferencia.
La elección no era de su madre completamente, sino de ella y a mí me parecía bien.
Me tumbé en la cama y subí el volumen de los cascos hasta que me reventarón los tímpanos.

Otro comienzo... Mañana comenzaría las clases y tendría cientos de ojos mirándome, preguntándose qué había hecho para estar aquí.
Otro comienzo con final. Espero que dentro de poco. No quería encariñarme de alguien para después verla en mis sueños con la piel a tiras.
¿Quien sería esta vez? Mi compañera de cuarto, algún profesor o un tercio de los "estudiantes"?
Cerré los ojos y suspiré recordando cada una de las pesadillas que me invadían todas las noches.
"¿Por qué a mí?" Esa era la pregunta que me hacía en todo momento. "¿Por qué a mí y  no a otra persona?"



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